El jueves 16 de abril del 2015, el Dr. Michael J. Walker, presidente de MUPANTQUAT ofreció una interesante ponencia en Espacio Pático, dentro del ciclo organizado por la Asociación. El titulo elegido para su charla fue: “Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar: El fuego más antiguo del Paleolítico Europeo”.
Las excavaciones arqueológicas evidencian que hubo fuego en el interior de la Cueva Negra hace 800,000 años, antigüedad demostrada tanto por el paleomagnetismo como la biocronología. Se trata por tanto los datos del fuego más antiguos documentados en Europa. Sólo en África hay evidencias más antiguas de fuego en yacimientos paleolíticos.
El fuego en la Cueva Negra alcanzó temperaturas de 550-600º C. Tanto calor implica que el Hombre cuidaba el fuego, ya que se supera la temperatura posible en el interior de una cueva sin intervención humana. Nuestras excavaciones han descubierto además restos contundentes de la paleoespecie humana, Homo heidelbergensis, precursor remoto del Hombre de Neandertal.
La supervivencia del Hombre primitivo allende de las latitudes africanas implicaba individuos, activos y móviles, dotados de una aptitud cognitiva que aumentaba su capacidad de ampliar la gama de recursos de posible explotación en entornos caracterizados por inviernos con escasez de alimentos crudos como por ejemplo frutas. Por otra parte, el proceso del asado o calentamiento de alimentos, sean de origen animal o vegetal, favorece la digestión y absorción en las vías digestivas. La caza mayor, cuando puede ser conseguida y asada, aporta grasas y proteínas para varias personas por varios días.
Desde 2011 se ha excavado un estrato en el interior de la cueva, conformado por sedimento gris blanquecino con evidencias inequívocas de haber contenido una hoguera o fogata paleolítica. Las evidencias son de tres tipos:
1. Fragmentos quemados de huesos, algunos de ellos de color blanco y completamente calcinados por la combustión entera del contenido carbónico orgánico, con la correspondiente contracción del diámetro de huesos tubulares produciendo, así, la fracturación y el astillamiento longitudinal. Dicho efecto suele producirse en temperaturas superiores a 700º C, pero es verosímil que pudiese darse en la Cueva Negra si los restos se encontrasen en la base de fuegos con una temperatura algo menor durante muchas horas y encendidos de manera repetida en el mismo lugar. En 2013 los resultados de dos tipos de análisis por espectrometría que indicaron que la temperatura de la combustión debió ser de 550-600º C. Los métodos aplicados son la resonancia del “spin” electrónico (por la profesora Drª. Anne Skinner del Williams College en Boston, EE.UU.), y la espectrometría infrarroja con transformación Fourier (por el profesor Dr. Francesco Berna de la Simon Fraser University, Canadá).
2. Un hallazgo de sílex de singular interés muestra la alteración producida por “choque térmico” (un fenómeno muy conocido en la alfarería). Fue excavado en el sedimento gris ceniciento. Se trata de un bloque, o nódulo, del que una parte fue fragmentada y abierta por el calor intenso, quedando los fragmentos en su sitio, como pétalos de una rosa, y así aparecieron en la excavación; un fragmento, mayor y algo plano, ofrece una superficie ondulada, típica de la fracturación de sílex por calor intenso de tipo “tapa de olla” (inglés, “pot-lid”). La textura mate de la superficie y ausencia de lustre, y los matices apagados de estos y otros fragmentos del sedimento gris son característicos del sílex alterado por combustión. Del mismo nivel hemos recuperados muchos otros fragmentos de sílex con alteración térmica similar, entre ellos una lasca de extracción paleolítica inconfundible. Algunos fragmentos están en vías de análisis por el método de la espectrometría de la termoluminiscencia por el profesor Dr. Jean-Luc Schwenninger de la Universidad de Oxford que también estudia el sedimento por la estimulación óptica de la luminiscencia de partículas del cuarzo.
3. El sedimento gris blanquecino muestra indicios de alteración térmica detectados por la micromorfología de muestras del sedimento, estudiada en láminas delgadas bajo el microscopio por el profesor Dr. Diego Angelucci de la universidad italiana de Trento, cuyas microfotografías acaban de ser publicadas en 2013. Presenta características de haber sido sometido a altas temperaturas. Contiene abundantes restos microscópicos de ceniza y carbones, además de fragmentos microscópicos tanto de sílex fracturado por el calor como de hueso calcinado o carbonizado.
Debemos añadir que en los análisis realizados en 2013 se ha descartado la posibilidad de que huesos con apariencia de quemados hubieran sido manchados en realidad por la percolación posterior y consiguiente deposición “diagenética” de minerales como el manganeso. Se trata de un estudio de fragmentos óseos del sedimento con el microscopio electrónico de barrido del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid por la Drª. Yolanda Fernández Jalvo del CSIC y Sara Rhodes de la universidad canadiense de Toronto donde prepara una tesis sobre su investigación tafonómica de fragmentos óseos de fauna menor.